orientación
Mentoría narrativa
Mentoría narrativa individual para acompañar la escritura de una obra, desde su origen hasta su forma propia.
Un espacio de trabajo conjunto donde autor y obra
se escriben a la vez.
Ofrecer a una obra y a su autor un lugar
desde el que escribirse.
¿Qué es
la mentoría
narrativa?
Una mentoría narrativa es un modo de estar con una obra mientras se escribe.
Una relación de trabajo individual y continuada, donde el libro no se empuja ni se corrige desde fuera, sino que se acompaña mientras encuentra su forma.
El comienzo no es siempre el mismo.
A veces hay solo una intuición todavía sin cuerpo. En otras ocasiones existen páginas, intentos o versiones que piden ser miradas con más quietud y llevadas a un lugar más preciso. En cualquier caso, el trabajo se concentra en una sola obra y en su autor. No se comparte, no se replica, no se intercambia.
La atención permanece el tiempo necesario, siguiendo el ritmo propio de ese libro.
La mentoría como
lugar
de escritura
Colaboro con cada autor desde la experiencia editorial y desde una atención que permanece. La mentoría no se apoya en métodos de prêt-à-porter ni en fórmulas replicables sin matiz. No responde a dinámicas masivas ni a acompañamientos genéricos. Cada proceso encuentra su propia medida.
Una obra encuentra su forma cuando el gesto alcanza el lugar justo para sus lectores.
Es un espacio de creación pensado para escritores que saben que un libro exige presencia, criterio y una relación sostenida con la escritura. Sin presión desmedida, con continuidad y una forma de trabajar que no se dispersa.
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El punto de inflexión
de una obra
La idea está y el deseo también. A veces hay páginas.
Lo que se vuelve necesario es decidir. No falta talento ni información. Falta todavía una jerarquía clara. Qué sostener, qué dejar en pausa, desde dónde continuar con precisión.
Quien escribe reconoce ese momento. No es un bloqueo. Es el punto en el que una obra entra en otra exigencia.
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Qué cambia después
Lo primero que se ordena es la mirada.
El texto deja de dispersarse y empieza a reconocerse como un conjunto. Las decisiones adquieren peso, dejan de desplazarse y comienzan a sostener la forma. Ya no se reabren por inseguridad, sino que permanecen por convicción. La relación con la obra gana firmeza.
La escritura recupera continuidad para el autor. No como inercia, sino como una manera clara de estar con el libro. El texto deja atrás la sensación de tanteo y empieza a sostener una coherencia interna desde la que es posible decidir sin desgaste.
El criterio se afina desde dentro. Las decisiones dejan de necesitar justificación constante y comienzan a mantenerse por su propio peso. El manuscrito muestra una lógica propia, una forma que se afirma sin rigidez ni encierro.
Hay impulso sin presión. Apertura. Hay movimiento, pero no dispersión.
Y desde ahí, la obra puede seguir escribiéndose con claridad y consistencia.
Cómo trabajo
Cada mentoría se articula alrededor de una obra y de quien la escribe.
El rumbo no se prescribe ni se corrige desde fuera. Se reconoce. El autor decide hacia dónde quiere ir. Mi trabajo consiste en ofrecerle los medios para llegar ahí con claridad y fidelidad a su propia escritura.
No intervengo sustituyendo la voz ni imponiendo una forma previa. Estoy presente leyendo, observando cómo el texto se organiza, dónde se tensa y dónde se abre. Señalo lo que importa y acompaño las decisiones cuando están maduras. Nada se adelanta. Nada se fuerza.
La relación se sostiene en el tiempo, en una atención que no se fragmenta y en una lectura que vuelve una y otra vez sobre la obra hasta entender qué está pidiendo y qué conviene dejar fuera.
Cada libro tiene su propia cadencia, su manera de crecer y de cerrarse. Trabajar desde ahí no es una técnica. Es el centro mismo del oficio.

Experiencia y criterio editorial
Trabajo desde una experiencia editorial construida a lo largo de casi dos décadas de lectura profesional de manuscritos, selección de originales y acompañamiento editorial a escritores en distintos momentos de su recorrido. He trabajado tanto con primeras obras como con proyectos avanzados, siempre desde una relación directa con el texto y con el proceso real de escritura.
Mi trayectoria se ha desarrollado dentro del ecosistema editorial profesional. He colaborado como editora de mesa, lectora editorial y especialista en narrativa para sellos como Planeta, Destino, Plaza & Janés, Suma de Letras, ADN, Contraluz, Siruela, Maeva, HarperCollins Ibérica, Urano, Titania, Grijalbo y Planeta Internacional. Comencé en Círculo de Lectores y, desde entonces, he trabajado de forma continuada con manuscritos destinados a publicación, acompañando textos desde sus primeras versiones hasta su forma definitiva.
Esa experiencia no se traduce en fórmulas ni en recetas. Se traduce en criterio. En la capacidad de leer entre líneas, de detectar qué está vivo en un texto y qué necesita ser afinado, sostenido o transformado. En saber cuándo intervenir y cuándo retirarse.
La autoridad aquí no se proclama. Se construye en la continuidad del oficio, en la repetición atenta del gesto editorial y en la capacidad de sostener procesos largos sin perder claridad ni exigencia.
Mi trabajo consiste en leer con profundidad, acompañar decisiones y ayudar al autor a dar forma a un libro que pueda sostenerse con verdad y llegar a los lectores.
Creo en la escritura como un espacio de precisión y de riesgo consciente. En el poder de las palabras para atrapar, para abrir una experiencia y para dejar huella. Acompaño a los autores a trabajar la narrativa, no para imponer una forma, sino para ayudar a que la historia encuentre la suya.
El propósito es sencillo y exigente a la vez: que el libro que se escribe tenga sentido, densidad y memoria. Y, sobre todo, que encuentre a sus lectores.

Beneficios reales para el escritor
Lo que se consolida es una forma distinta de estar en la escritura.
Las decisiones narrativas dejan de oscilar. Se vuelven legibles, asumibles y propias. El texto ya no reclama una corrección constante ni se disgrega en versiones paralelas. El ruido alrededor del manuscrito se atenúa y la atención puede volver a situarse donde importa.
La relación con la escritura gana estabilidad. No desde el control, sino desde una confianza más afinada en lo que se está haciendo. Es posible trabajar con continuidad, sin dispersión, sin la sensación de estar siempre empezando de nuevo.
La obra empieza a sostener su coherencia interna. No como una meta impuesta, sino como una consecuencia natural de las decisiones bien colocadas. El libro encuentra una forma que puede mantenerse, crecer y llegar a término sin traicionarse.
Más allá del proyecto concreto, queda algo que no se pierde. Una mirada. Un criterio propio que acompaña al autor cuando sigue escribiendo y que no depende de fórmulas externas ni de acompañamiento constante.

Dudas habituales
Esta mentoría no está pensada para una implicación ocasional ni para un trabajo intermitente. Requiere presencia real y una relación sostenida con la escritura.
No responde a la lógica de la inmediatez ni a impulsos breves. Tampoco se orienta a resultados externos ni promete publicación. El foco no está ahí.
A cambio, ofrece algo menos visible y más consistente. Una continuidad que no se quiebra cuando el trabajo se vuelve exigente. Una claridad que no depende del entusiasmo del momento. Y una forma de trabajar que se mantiene incluso cuando el libro entra en zonas que piden precisión y criterio.
Además del trabajo sobre la obra concreta, la mentoría deja algo que no se agota con ese libro.
El escritor incorpora una comprensión profunda del oficio narrativo. Aprende a leer su propio texto con mayor precisión, a reconocer las decisiones que sostienen una novela y a trabajar con ellas sin depender de fórmulas externas. Ese aprendizaje no se limita a una obra, acompaña al autor en los libros que vendrán.
La novela se escribe desde su origen con firmeza y coherencia interna. No como aplicación de técnicas aisladas, sino como construcción consciente de una forma que puede sostenerse, desarrollarse y llegar a los lectores cuando el trabajo se asume con rigor y continuidad.
Este trabajo editorial
comienza
con una conversación.
Cuando tiene sentido, se reconoce aquí
Este espacio no es para todo el mundo.
Cuando es el adecuado, no necesita explicarse.
Mentoría narrativa individual. Oficio editorial aplicado a la escritura.
Preguntas frecuentes
¿La mentoría sirve si parto de una intuición sin forma o de materiales previos?
Sí. A veces el punto de partida es una intuición todavía abierta. En otras ocasiones hay páginas, fragmentos o versiones que piden destilación y precisión. El trabajo se articula en torno a la obra y a su autor, esté donde esté el proyecto.
¿Esto es una corrección editorial o un curso de escritura?
No. Una corrección actúa sobre un texto ya escrito. Un curso transmite contenidos generales. La mentoría acompaña un libro en su recorrido, sosteniendo decisiones y forma con lectura editorial y continuidad.
¿Qué me llevo además de la obra concreta?
Criterio incorporado. Una manera más precisa de leer tu propio texto, de decidir y de sostener una obra larga sin depender de fórmulas externas. Esa mirada permanece cuando sigues escribiendo.
¿La mentoría garantiza publicación?
No. El foco es escribir una obra sólida, con forma propia y decisiones sostenidas. La publicación depende de otros factores y de decisiones posteriores.
Mentoría narrativa individual para escritores.
Acompañamiento editorial profesional para la escritura de una obra de ficción o no ficción.
Jimena Fer Libro.



